Sobre la organización, mapas y brújulas

 


    Una de las cosas más diferenciadoras del proceso de escritura es la organización; si es que hay alguna. Cada autor te responderá algo ligeramente distinto: pizarras, escaletas, notas, escenas... va mucho en el gusto de cada uno y en el proceso que le funciona después de mucho probar y descartar.

    El problema cuando empiezas algo nuevo es que no sabes qué va a funcionar para ti; y es una roca que tienes que escalar por ti mismo. Mi roca comenzó siendo una piedrita minúscula. Mi primer libro, Falling On Stream, iba a ser un stand-alone, único; y remarco único, porque las cosas se fueron de madre demasiado rápido. Cuando me puse a escribirlo, tenía una estructura más o menos definida de lo que quería que ocurriera, pero había pequeños espacios en blanco que sabría que podría rellenar en el momento. No era mucho problema, en principio.

    A medida que seguí narrando, me di cuenta de que la historia que quería contar era demasiado ambiciosa para una novela; y encontré que había un punto de ruptura que era propicio para dividirlo en una bilogía. Perfecto, más contenido para mis lectores, pensé. La primera parte acabó sin demasiados problemas y me confié. Lo admito, una parte de mí se vino arriba, viendo que en Falling On Stream no había tenido grandes complicaciones. De hecho, la corrección fue tan suave y simple que podía hacer varios capítulos al día sin demasiado esfuerzo.

    El problema vino con Falling IRL, la segunda parte. Ufff, mi fallo completamente. Como os decía, me confié; y aunque tenía pensados algunos giros fundamentales de la trama, no tenía un final definido. Error.

    Normalmente se dice que los autores de mapa son los que diseñan hasta la última escena y los de brújula van sacando la historia por instinto; cogen varios personajes, los meten en cierto entorno y ven qué pasa. Si bien es cierto que me gusta dejar un cierto espacio a la imaginación, hay una cosa que sí es definitiva: confiar todo al azar acaba causando problemas de estructura; y eso se traduce en un proceso de edición infinitamente más complicado.

    No os confundáis, me encanta improvisar. De hecho, me atrevería a decir que mis mejores escenas han sido siempre las que han brotado en el momento, porque si yo no sé qué va a pasar, menos lo podrá adivinar el lector. Sin embargo, una cosa es tener espacios controlados en los que jugar a ver qué sale y otra muy distinta es estar perdido en el medio del bosque sin saber en qué punto cardinal queda tu casa. Por mucho que lleves una brújula, si no tienes cuidado puedes acabar en medio de ninguna parte.

    El primer borrador de Falling IRL no se parece en nada a lo que verá el público cuando salga a la luz, en parte porque el final no tenía sentido. Estoy ahora en su proceso de edición y me doy cuenta de que hay demasiados agujeros que llené como cuadró, no como debería para haberlos hecho funcionar.

    Tengo una tendencia natural al drama y tengo que tener mucho cuidado para intentar que la historia siga siendo verosímil. La segunda parte va a tener muchos altibajos, pero confío en saber navegar entre ellos para hacerlos entretenidos. Está siendo agotador a nivel mental plantear un desarrollo de protagonistas que me convenza, pero a la vez que la trama avance. Tengo fe, espero que el resultado sea bueno.

     También, después de tantos días dándole muchas vueltas, adivinad qué: la novela es muy larga. Demasiado larga.

    Lo habéis adivinado. Falling IRL da para dividirse en dos libros. Era muy reacia al principio a convertir mi ya bilogía en una trilogía, sobre todo porque tengo otros proyectos en cola con los que me gustaría ponerme a corto plazo; pero no. Quiero hacer las cosas bien. Va a ser largo de escribir y duro de editar, pero Nate y Matt se merecen un desarrollo como es debido. Así que... venga, al agujero.

    Es gracioso, pensando en meterme en una novela individual, he acabado firmando una trilogía de forma inconsciente.

    Si bien me alegro de que la hsitoria de Nath y Matt de para tanto, en el fondo hubiera preferido poder ceñirme a mi plan inicial de que fuera una única novela. Lo cual me lleva a mi conclusión: necesito delinear y delimitar más antes de ponerme a escribir. Unos mínimos detalles, de saber los puntos clave, incluido el final.

    ¿Os ha pasado esto con alguna novela? ¿Preferís trilogías/sagas o libros autoconclusivos? Os leo.

Comentarios

Entradas populares